1 C uando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente.
Ora, quando egli fu sceso dal monte, grandi folle lo seguirono.
2 Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.
Ed ecco, un lebbroso venne e l'adorò, dicendo: «Signore, se vuoi, tu puoi mondarmi».
3 J esús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.
Gesú, distesa la mano, lo toccò dicendo: «Sí, io lo voglio, sii mondato». E in quell'istante egli fu guarito dalla sua lebbra.
4 E ntonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos. Jesús sana al siervo de un centurión (Lc. 7. 1-10)
Allora Gesú gli disse: «Guardati dal dirlo ad alcuno; ma va mostrati al sacerdote, e presenta l'offerta prescritta da Mosè, affinché questo serva loro di testimonianza».
5 E ntrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole,
Quando Gesú fu entrato in Capernaum, un centurione venne a lui pregandolo,
6 y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado.
e dicendo: «Signore, il mio servo giace in casa paralizzato e soffre grandemente».
7 Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.
E Gesú gli disse: «Io verrò e lo guarirò».
8 R espondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.
Il centurione, rispondendo, disse: «Signore, io non son degno che tu entri sotto il mio tetto; ma di' soltanto una parola, e il mio servo sarà guarito.
9 P orque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
Perché io sono un uomo sotto l'autorità di altri e ho sotto di me dei soldati; e se dico all'uno: "Va'" egli va; e se dico all'altro: "Vieni" egli viene; e se dico al mio servo: "Fa' questo" egli lo fa».
10 A l oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.
E Gesú, avendo udite queste cose, si meravigliò, e disse a coloro che lo seguivano: «In verità vi dico, che neppure in Israele ho trovata una cosí grande fede.
11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos;
Or io vi dico, che molti verranno da levante e da ponente e sederanno a tavola con Abrahamo, con Isacco e con Giacobbe, nel regno dei cieli.
12 m as los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Ma i figli del regno saranno gettati nelle tenebre di fuori. Lí sarà il pianto e lo stridor di denti»,
13 E ntonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora. Jesús sana a la suegra de Pedro (Mr. 1. 29-34; Lc. 4. 38-41)
E Gesú disse al centurione: «Va' e ti sia fatto come hai creduto!». E il suo servo fu guarito in quell'istante.
14 V ino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre.
Poi Gesú, entrato nella casa di Pietro, vide che la suocera di lui era a letto con la febbre.
15 Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía.
Ed egli le toccò la mano e la febbre la lasciò, ed ella si alzò e prese a servirli.
16 Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos;
Ora, fattosi sera, gli furono presentati molti indemoniati; ed egli, con la parola, scacciò gli spiriti e guarí tutti i malati,
17 p ara que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias. Los que querían seguir a Jesús (Lc. 9. 57-62)
affinché si adempisse ciò che fu detto dal profeta Isaia, quando disse: «Egli ha preso le nostre infermità e ha portato le nostre malattie».
18 V iéndose Jesús rodeado de mucha gente, mandó pasar al otro lado.
Ora Gesú, vedendo intorno a sé grandi folle, comandò che si passasse all'altra riva,
19 Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.
Allora uno scriba, accostatosi, gli disse: «Maestro, io ti seguirò dovunque tu andrai».
20 J esús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.
E Gesú gli disse: «Le volpi hanno delle tane, e gli uccelli del cielo dei nidi, ma il Figlio dell'uomo non ha neppure dove posare il capo».
21 O tro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre.
Poi un altro dei suoi discepoli gli disse: «Signore, permettimi di andare prima a seppellire mio padre».
22 J esús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos. Jesús calma la tempestad (Mr. 4. 35-41; Lc. 8. 22-25)
Ma Gesú gli disse: «Seguimi, e lascia che i morti seppelliscano i loro morti».
23 Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron.
Ed essendo egli salito nella barca, i suoi discepoli lo seguirono.
24 Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía.
Ed ecco sollevarsi in mare una tempesta cosí violenta, che la barca era coperta dalle onde. Or egli dormiva.
25 Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo:!! Señor, sálvanos, que perecemos!
E i suoi discepoli, accostatisi, lo svegliarono dicendo: «Signore salvaci, noi periamo!».
26 E l les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.
Ma egli disse loro: «Perché avete paura, uomini di poca fede?». E, alzatosi, sgridò i venti e il mare, e si fece gran bonaccia.
27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen? Los endemoniados gadarenos (Mr. 5. 1-20; Lc. 8. 26-39)
Allora gli uomini si meravigliarono, e dicevano: «Chi è costui, al quale anche il mare e i venti ubbidiscono?».
28 C uando llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino.
E quando giunse all'altra riva, nella regione dei Ghergheseni, gli si fecero incontro due indemoniati, usciti dai sepolcri, tanto furiosi che nessuno poteva passare per quella via.
29 Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?
Ed ecco, essi si misero a gridare, dicendo: «Che vi è tra noi e te, o Gesú, Figlio di Dio? Sei tu venuto qui, per tormentarci prima del tempo?».
30 E staba paciendo lejos de ellos un hato de muchos cerdos.
Non lontano da loro, vi era un grande branco di porci che pascolava.
31 Y los demonios le rogaron diciendo: Si nos echas fuera, permítenos ir a aquel hato de cerdos.
E i demoni lo pregavano, dicendo: «Se tu ci scacci, permettici di andare in quel branco di porci».
32 E l les dijo: Id. Y ellos salieron, y se fueron a aquel hato de cerdos; y he aquí, todo el hato de cerdos se precipitó en el mar por un despeñadero, y perecieron en las aguas.
Ed egli disse loro: «Andate!». Cosi essi, usciti, se ne andarono in quel branco di porci, ed ecco tutto quel branco di porci si precipitò dal dirupo nel mare, e morirono nelle acque.
33 Y los que los apacentaban huyeron, y viniendo a la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había pasado con los endemoniados.
Coloro che li custodivano fuggirono e, andati nella città, raccontarono tutte queste cose, incluso il fatto degli indemoniati.
34 Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de sus contornos.
Ed ecco tutta la città uscí incontro a Gesú; e, come lo videro, lo pregarono di allontanarsi dal loro territorio.