1 E liú añadió entonces:
2 « Ustedes, los sabios, ¡escuchen mis palabras! Ustedes, los doctos, ¡préstenme atención!
3 C on el paladar se prueba el sabor de la comida, y con el oído se prueba la calidad de las palabras.
4 L os invito a elegir lo que es justo, y a que descubramos aquello que sea bueno.
5 » Job ya nos ha dicho que es un hombre bueno, y que Dios lo ha tratado injustamente;
6 q ue no puede mentir en su caso, y que sufre mucho sin haber pecado.
7 » ¿Quién puede compararse a Job, que calma su sed burlándose de todo?
8 ¡ Anda en compañía de malhechores! ¡Se junta con gente malvada!
9 ¡ Asegura que nada gana el hombre con hacer la voluntad de Dios!
10 » Pero ustedes son inteligentes. ¡Escúchenme! ¡Nada más ajeno a Dios que la maldad! ¡El Todopoderoso no comete injusticias!
11 L e da a cada uno lo que merece; le paga conforme a sus hechos.
12 D ios no hace nada malo; el Todopoderoso no pervierte la justicia.
13 ¿ Quién puso el mundo en sus manos? ¿Quién le encargó ordenar este mundo?
14 S i Dios pensara sólo en sí mismo, y retomara su espíritu y su hálito de vida,
15 ¡ todos nosotros moriríamos al instante y la humanidad entera volvería a ser polvo!
16 » Si eres entendido, escucha esto; presta atención a lo que te estoy diciendo.
17 ¿ Acaso puede gobernar quien no ama la justicia? ¿Y acaso puedes tú condenar al que es justo?
18 ¿ Quién puede acusar al rey de ser perverso, o tachar de criminales a los hombres importantes?
19 D ios no hace acepción de personas; trata igual a los ricos y a los pobres, pues todos somos obra de sus manos.
20 T odos podemos morir en cualquier momento; los pueblos se rebelan en medio de la noche, pero pasan, lo mismo que los poderosos: son derrocados sin que medie la violencia.
21 D ios conoce los caminos del hombre, y vigila cada uno de sus pasos.
22 N i las sombras más oscuras esconden a los que practican la maldad.
23 D ios no impone al hombre fecha alguna para que comparezca ante él en el juicio.
24 E n un instante quebranta a los poderosos, y hace que otros ocupen su lugar.
25 P uesto que él conoce las obras de todos, en medio de la noche los derriba y extermina.
26 L os castiga, como a criminales, en donde todo el mundo pueda verlos,
27 p orque ellos se apartaron de él y no obedecieron sus mandamientos;
28 h icieron que los pobres elevaran sus lamentos y que los hambrientos dejaran oír su clamor.
29 S i Dios se calla, ¿quién se lo puede reprochar? Si se oculta de los hombres, ¿quién podrá encontrarlo? ¡Ni todo un pueblo, ni todos los hombres!
30 D e lo contrario, el malvado tendría poder y el pueblo sería objeto de injusticias.
31 » ¿Acaso le has dicho a Dios: “Ya he sufrido tu castigo. No volveré a pecar”?
32 ¿ O le has dicho: “No supe lo que hacía. Si he actuado mal, no volveré a hacerlo.”?
33 ¿ Acaso todo debe hacerse a tu manera? Es Dios quien decide qué hacer, y no tú; pero si sabes otra cosa, ¡habla ya!
34 C ualquier hombre inteligente te dirá lo mismo; el que es sabio dirá lo mismo que yo:
35 “ Job no está en su sano juicio, porque lo que dice no tiene sentido.”
36 Y o propongo que Job sea puesto a prueba, porque habla como todos los malvados.
37 A demás de malvado, Job es rebelde; con aplausos se burla de nosotros, y son muchas sus ofensas contra Dios.»