1 A ti llamaré, oh SEÑOR, fuerza mía; no te desentiendas de mí; para que no sea yo, dejándome tú, semejante a los que descienden al sepulcro.
A ti clamaré, Jehová. ¡Roca mía, no te desentiendas de mí, no sea que, dejándome tú, llegue a ser semejante a los que descienden al sepulcro!
2 O ye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos al oráculo de tu santidad.
Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacia tu santo Templo.
3 N o me arrebates a una con los malos, y con los que hacen iniquidad; los cuales hablan paz con su prójimo, y la maldad está en su corazón.
No me arrebates juntamente con los malos y con los que hacen iniquidad. Ellos hablan paz con sus prójimos, pero la maldad está en su corazón.
4 D ales conforme a su obra, y conforme a la malicia de sus hechos; dales conforme a la obra de sus manos, dales su paga.
Dales conforme a su obra y conforme a la perversidad de sus hechos. Dales su merecido conforme a la obra de sus manos.
5 P orque no entendieron las obras del SEÑOR, y el hecho de sus manos, los derribará, y no los edificará.
Por cuanto no atendieron a los hechos de Jehová ni a la obra de sus manos, ¡él los derribará y no los edificará!
6 ¶ Bendito el SEÑOR, que oyó la voz de mis ruegos.
¡Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis ruegos!
7 E l SEÑOR es mi fortaleza y mi escudo; en él esperó mi corazón, y fui ayudado; por tanto se gozó mi corazón, y con mi canción le alabaré.
Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón. Con mi cántico lo alabaré.
8 E l SEÑOR es la fortaleza de su pueblo, y el esfuerzo de las saludes de su ungido.
Jehová es la fortaleza de su pueblo y el refugio salvador de su ungido.
9 S alva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; y pastoréalos y ensálzalos para siempre.
Salva a tu pueblo y bendice a tu heredad; pastoréalos y susténtalos para siempre.