1 D ijo el loco en su corazón: No hay Dios. Se corrompieron e hicieron abominable maldad; no hay quien haga bien.
Dentro de sí dicen los necios: «Dios no existe.» Corrompidos están. Sus hechos son repugnantes. No hay nadie que haga el bien.
2 D ios desde los cielos miró sobre los hijos de Adán, por ver si hay algún entendido que busque a Dios.
Desde el cielo, Dios observa a la humanidad para ver si hay alguien con sabiduría que busque a Dios.
3 C ada uno se había vuelto atrás; todos se habían dañado; no hay quien haga bien, no hay ni aun uno.
Pero todos se han desviado; todos a una se han corrompido. No hay nadie que haga el bien; ¡ni siquiera hay uno solo!
4 ¿ No tienen conocimiento todos esos que obran iniquidad, que comen a mi pueblo como si comieran pan? A Dios no invocan.
¿Acaso no piensan esos malhechores, que devoran a mi pueblo como si fuera pan, y jamás invocan a Dios?
5 A llí se sobresaltaron de pavor donde no había pavor; porque Dios descoyuntó los huesos del que asentó campamento contra ti; los avergonzaste, porque Dios los desechó.
Ellos se estremecerán de miedo allí, donde no hay nada que temer. Dios esparcirá los huesos de los que te asedian; Dios los desechará y los dejará en vergüenza.
6 ¡ Oh quién diera de Sion saludes a Israel! Volviendo Dios la cautividad de su pueblo, se gozará Jacob, y se alegrará Israel.
¡Que venga de Sión la salvación de Israel! Cuando Dios haga volver a su pueblo cautivo, ¡se alegrará Jacob, se regocijará Israel!