E n cambio, los primeros gobernadores que me antecedieron abrumaron al pueblo: les cobraban, por el pan y por el vino, más de cuarenta siclos de plata, y aun sus criados se enseñoreaban del pueblo. Pero yo no hice así, a causa del temor de Dios.
Mas os governantes anteriores, aqueles que me precederam, puseram um peso sobre o povo e tomavam dele quatrocentos e oitenta gramas de prata, além de comida e vinho. Até os seus auxiliares oprimiam o povo. Mas, por temer a Deus, não agi dessa maneira.
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