P ero dejen en la tierra sólo la cepa de sus raíces, y sujétenlas con cadenas de hierro y de bronce entre la hierba del campo. ¡Dejen que lo empape el rocío del cielo, y que crezca entre las bestias y entre la hierba del campo!
Però lasciate in terra il ceppo e le sue radici, ma legati con catene di ferro e di bronzo, tra l’erba dei campi; sia bagnato dalla rugiada del cielo e, come gli animali, abbia in sorte l’erba della terra.
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