P orque a un pedazo de madera le dicen: “Tú eres mi padre”, y a una piedra: “Tú me has engendrado”. Porque me han dado la espalda, y no la cara. Pero cuando están en problemas, me dicen: “¡Levántate, y sálvanos!”
que dicen a un leño: “Mi padre eres tú”, y a una piedra: “Tú me has engendrado.” Me volvieron la espalda y no el rostro, pero en el tiempo de su calamidad dicen: “¡Levántate y líbranos!”
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