A llora Maria, presa una libbra d’olio profumato, di nardo puro, di gran valore, unse i piedi di Gesù e glieli asciugò con i suoi capelli; e la casa fu piena del profumo dell’olio.
Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume.
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