A nd behold, a woman of the town who was an especially wicked sinner, when she learned that He was reclining at table in the Pharisee’s house, brought an alabaster flask of ointment (perfume).
Y he aquí una mujer que había sido pecadora en la ciudad, cuando entendió que estaba a la mesa en casa de aquel fariseo, trajo un alabastro de ungüento,
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