S urely He has borne our griefs (sicknesses, weaknesses, and distresses) and carried our sorrows and pains, yet we considered Him stricken, smitten, and afflicted by God.
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
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