1 E sto es, pues, lo que decidí en mi interior: no ir otra vez a vosotros con tristeza.
2 P orque si yo os contristo, ¿quién será luego el que me alegre, sino el que está entristecido a causa de mí?
3 Y os escribí esto mismo, para que cuando llegue no tenga tristeza de parte de aquellos que deberían alegrarme; confiando en todos vosotros que mi gozo es el de todos vosotros.
4 P orque por la mucha tribulación y angustia del corazón os escribí con muchas lágrimas, no para que fueseis contristados, sino para que conocieseis el amor tan grande que os tengo. Pablo perdona al ofensor
5 P ero si alguno me ha causado tristeza, no me la ha causado a mí solo, sino en cierto modo (por no exagerar) a todos vosotros.
6 L e basta a tal persona esta reprensión hecha por la mayoría;
7 a sí que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza.
8 P or lo cual os ruego que reafirméis vuestro amor hacia él.
9 P orque también para este fin os escribí, para tener la prueba de si vosotros sois obedientes en todo.
10 Y al que vosotros perdonáis algo, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo,
11 p ara que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones. Ansiedad de Pablo en Tróade
12 C uando llegué a Tróade para predicar el evangelio de Cristo, aunque se me abrió puerta en el Señor,
13 n o tuve reposo en mi espíritu, por no haber hallado a mi hermano Tito, sino que, despidiéndome de ellos, partí para Macedonia. Triunfantes en Cristo
14 P ero gracias a Dios, quien siempre nos lleva en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento.
15 P orque para Dios somos grato olor de Cristo entre los que se salvan, y entre los que se pierden;
16 p ara los unos, olor de muerte para muerte; para los otros, olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién está capacitado?
17 P ues no somos como la mayoría que trafican con la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo.