a nd whoever may cause to stumble one of those little ones who are believing in me, it is better for him that a weighty millstone may be hanged upon his neck, and he may be sunk in the depth of the sea.
“Pero al que haga pecar a uno de estos pequeñitos que creen en Mí, mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que se ahogara en lo profundo del mar. ¡Ay de los que Son Piedras de Tropiezo!
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