W hen the natives saw the creature hanging from his hand, they said to one another, “No doubt this man is a murderer, whom, though he has escaped from the sea, yet Justice has not allowed to live.”
Cuando los habitantes, vieron el animal colgando de su mano, decían entre sí: “Sin duda que este hombre es un asesino, pues aunque fue salvado del mar, la diosa Justicia no le ha concedido vivir.”
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