Y our hands weren’t bound, and your feet weren’t put into fetters. As a man falls before the children of iniquity, so you fell.” All the people wept again over him.
¡No tenías las manos atadas, ni los pies encadenados! ¡Caíste traicionado por gente malvada!» Y el pueblo volvió a llorar junto al sepulcro.
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