E ntonces el Sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: —¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? Ahora mismo habéis oído su blasfemia.
حِينَئِذٍ مَزَّقَ رَئِيسُ الكَهَنَةِ ثِيابَهُ وَقالَ: «لَقَدْ أهَنْتَ اللهَ، فَما الحاجَةُ بَعْدُ إلَى شُهُودٍ؟ فَقَدْ سَمِعْتُمُ الآنَ إهانَتَهُ للهِ.
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