N i aun por su padre ni por su madre, ni por su hermano ni por su hermana, podrá contaminarse cuando mueran, pues la consagración de su Dios lleva sobre su cabeza.
Ni por su padre, ni por su madre, ni por su hermano, ni por su hermana se contaminará a causa de ellos cuando mueran, pues su nazareato para Dios está sobre su cabeza.
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