q ue tus ojos estén abiertos de noche y de día sobre esta Casa, sobre este lugar del cual has dicho: “Mi nombre estará allí.” Escucha la oración que tu siervo te dirija en este lugar.
Dígnate posar, de día y de noche, tus ojos sobre este templo, pues un día prometiste: “Allí estará mi nombre.”
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