p ero Cristo como hijo sobre su casa, cuya casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y la gloria de nuestra esperanza. Aviso contra la incredulidad
pero Cristo, como hijo, sobre su casa. Y esa casa somos nosotros, con tal que retengamos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza. El reposo del pueblo de Dios
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