T ú, oh rey, has dado una ley por la cual todo hombre, al oír el son de la bocina, de la flauta, de la cítara, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, se postre y adore la estatua de oro;
You, O king, have made a decree, that every man that shall hear the sound of the horn, flute, zither, lyre, harp, pipe, and all kinds of music, shall fall down and worship the golden image;
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