A penas hube pasado de ellos un poco, Hallé luego al que ama mi alma; Lo agarré, y no lo solté, Hasta que lo introduje en casa de mi madre, En la alcoba de la que me dio a luz.
¡Y al poco tiempo de hablar con ellos encuentro al que amo con toda el alma! ¡Lo abrazo, y no lo suelto hasta llevarlo a la casa de mi madre, hasta la alcoba donde fui concebida.
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