P asó el mediodía, y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecerse el sacrificio, pero no hubo ninguna voz, ni quien escuchase ni respondiese.
Pasado el mediodía, se pusieron a gritar frenéticamente hasta la hora de ofrecerse el sacrificio de la tarde; pero no hubo voz, ni nadie respondió ni nadie hizo caso.
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