A hora, pues, no daréis vuestras hijas a los hijos de ellos, ni sus hijas tomaréis para vuestros hijos, ni procuraréis jamás su paz ni su prosperidad; para que seáis fuertes y comáis el bien de la tierra, y la dejéis por heredad a vuestros hijos para siempre.
So do not let your daughters marry their sons, or their daughters marry your sons. Never look for their peace or their well-being, that you may be strong and eat the good things of the land, and leave it as a gift to your children forever.’
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