P ero Ana le respondió: «No, señor mío; no estoy ebria. No he bebido vino ni sidra. Lo que pasa es que estoy muy desanimada, y vine a desahogarme delante del Señor.
فَأجابَتْ حَنَّةُ: «يا سَيِّدِي، لَمْ أتَناوَلْ خَمراً أوْ شَراباً مُسْكِراً، بَلْ أنا امْرأةٌ حَزِينَةٌ أبسِطُ مُشكِلَتِي فِي حَضرَةِ اللهِ.
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