M ientras el cojo que había sido sanado no soltaba a Pedro ni a Juan, todo el pueblo fue al pórtico llamado «de Salomón», y sin salir de su asombro se acercó a ellos.
Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo a una, atónito, corrió hacia ellos al pórtico que se llama de Salomón.
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