E ntonces les dije: «Si les parece bien, denme mi salario. De lo contrario, déjenlo así.» Y el pago que me dieron fue de treinta monedas de plata.
Io dissi loro: «Se vi sembra giusto, datemi il mio salario; se no, lasciate stare». Ed essi mi pesarono il mio salario: trenta sicli d’argento.
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