Y ustedes los sacerdotes, ministros del Señor, lloren entre la entrada y el altar, y digan: «Señor, ¡perdona a tu pueblo! No los entregues al oprobio, ni dejes que las naciones los dominen! ¡No permitas que entre los pueblos se diga que nuestro Dios nos ha abandonado!»
Que os sacerdotes, que ministram perante o Senhor, chorem entre o pórtico do templo e o altar, orando: “Poupa o teu povo, Senhor. Não faças da tua herança objeto de zombaria e de chacota entre as nações. Por que se haveria de dizer entre os povos: ‘Onde está o Deus deles?’” A Resposta do Senhor
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