E l que amontona riquezas mal habidas se parece a la perdiz, que cubre los huevos que no puso. A la mitad de su vida pierde esas riquezas, y al final se queda como un tonto.
Como la perdiz que cubre lo que no puso, es el que injustamente amontona riquezas: en la mitad de sus días las dejará, y en su final será un insensato.
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