U stedes, los que habitan en el monte de Sión, en Jerusalén, nunca más volverán a llorar; porque el Dios misericordioso se apiadará de ustedes, y les responderá cuando oiga la voz de su clamor.
Da, popor al Sionului, locuitor al Ierusalimului, nu vei mai plînge! El Se va îndura de tine, cînd vei striga; cum va auzi, te va asculta.
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