L as mandrágoras esparcen ya su aroma, y a nuestras puertas tenemos las frutas más variadas y deliciosas, frutas frescas y frutas secas, que para ti, mi amor, tengo guardadas.
Las mandrágoras han dado olor, Y a nuestras puertas hay toda suerte de dulces frutas, Nuevas y añejas, que para ti, oh amado mío, he guardado.
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