N o hables ni pienses mal del rey, ni hables mal del rico cuando estés a solas, porque las aves del cielo correrán la voz, y saldrán volando a contarlo todo.
Ni aun en tu pensamiento maldigas al rey, ni en los secretos de tu cámara maldigas al rico; porque las aves del cielo llevarán la voz, y las que tienen alas harán saber la palabra.
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