T odo sucedió tal y como el varón de Dios se lo había anticipado al rey cuando dijo: «Mañana a esta hora, a la entrada de Samaria, veinte kilos de cebada, o diez kilos de flor de harina, se venderán por una moneda de plata.»
It happened as the man of God had spoken to the king, saying, “Two seahs of barley for a shekel, and a seah of fine flour for a shekel, shall be tomorrow about this time in the gate of Samaria”;
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