A pesar de todo esto, Jeroboán no se arrepintió de su maldad, pues volvió a nombrar sacerdotes para los altares que había levantado entre el pueblo, y a cualquiera que quisiera ministrar en esos altares lo consagraba como sacerdote.
Dopo questo fatto, Geroboamo non abbandonò la sua via malvagia; istituì anzi nuovi sacerdoti degli alti luoghi, prendendoli qua e là dal popolo; chiunque voleva era da lui consacrato e diventava sacerdote degli alti luoghi.
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