Y yo, aunque me han ungido como rey, reconozco que soy débil y que estos hombres, los hijos de Seruyá, son muy violentos. Que el Señor les dé su merecido a los malvados, como corresponde a su maldad.»
Ich aber bin noch zart und erst gesalbt zum König. Aber die Männer, die Kinder der Zeruja, sind mir verdrießlich. Der HERR vergelte dem, der Böses tut, nach seiner Bosheit.
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