M as desde que cesamos de ofrecer sahumerios á la reina del cielo, y de derramarle libaciones, nos falta todo, y á cuchillo y á hambre somos consumidos.
Pero desde que dejamos de ofrecer incienso a la reina del cielo y de derramarle libaciones, nos falta de todo, y por la espada y el hambre somos exterminados.
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