P artiéndose luego de allí encontróse con Jonadab hijo de Rechâb; y después que lo hubo saludado, díjole: ¿Es recto tu corazón, como el mío es recto con el tuyo? Y Jonadab dijo: Lo es. Pues que lo es, dame la mano. Y él le dió su mano. Hízolo luego subir consigo en el carro.
Partito di là, trovò Jehonadab, figlio di Rekab, che gli veniva incontro; lo salutò e gli disse: «E il tuo cuore retto come il mio è verso il tuo?». Jehonadab rispose: «Lo è». «Se è cosí». disse Jehu, «dammi la mano». Allora egli gli diede la mano, cosí lo fece salire con sé sul carro e gli disse:
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