A tunci s'a văzut albia apelor, şi s'au descoperit temeliile lumii, la mustrarea Ta, Doamne, la vuietul suflării nărilor Tale.
Entonces apareció el lecho de las aguas, Y los cimientos del mundo quedaron al descubierto A Tu reprensión, oh Señor, Al soplo del aliento de Tu nariz.
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