D isse-lhe mais o Senhor: “Coloque a mão no peito”. Moisés obedeceu e, quando a retirou, ela estava leprosa; parecia neve.
Ahora mete la mano en tu seno,” añadió el Señor. Y Moisés metió la mano en su seno, y cuando la sacó, estaba leprosa, blanca como la nieve.
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