T hey do not lie beside the graves of the powerful men of long ago, who went down to the place of the dead with their swords of war, whose swords were laid under their heads. But the punishment for their sin rested on their bones. For the fear of these powerful men was once in the land of the living.
Y los que son inferiores a los otros incircuncisos no yacerán con los fuertes que descendieron al Seol con sus armas de guerra, cuyas espadas están puestas debajo de sus cabezas y cuyos pecados están sobre sus huesos, por cuanto el terror de los fuertes fue en la tierra de los vivientes.
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