S o she fell at his feet and said: “On me, my lord, on me let this iniquity be! And please let your maidservant speak in your ears, and hear the words of your maidservant.
Y se echó a sus pies y dijo: Señor mío, sólo sobre mí sea la culpa. Te ruego que permitas que tu sierva te hable, y que escuches las palabras de tu sierva.
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