T hen Abishai the son of Zeruiah said to the king, “Why should this dead dog curse my lord the king? Please, let me go over and take off his head!”
Entonces Abisay, el hijo de Seruyá, le dijo al rey: «¿Por qué permite Su Majestad que este perro muerto le maldiga? Si Su Majestad me lo permite, ¡le arrancaré la cabeza!»
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