Y echaron polvo sobre sus cabezas, y llorando y lamentándose, gritaban: ‘¡Ay, ay, la gran ciudad en la cual todos los que tenían naves en el mar se enriquecieron a costa de sus riquezas!, porque en una hora ha sido asolada.’
Y se echaron polvo sobre la cabeza, y entre llanto y lamentos exclamaron: «¡Ay de ti, la gran ciudad! ¡Ay de ti, donde todos los que tenían naves en el mar se hicieron ricos con su riqueza! ¡En el momento preciso has sido asolada!
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