E ntonces una mujer Cananea que había salido de aquella región, comenzó a gritar: “Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija está terriblemente endemoniada.”
Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole:!! Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.
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