Q ue el extranjero que se ha allegado al Señor, no diga: “Ciertamente el Señor me separará de Su pueblo.” Ni diga el eunuco: “Soy un árbol seco.”
»Que no diga el extranjero que me sigue: “El Señor me apartará totalmente de su pueblo”; ni diga tampoco el eunuco: “¡Miren! ¡Sólo soy un árbol seco!”
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