A simismo echamos suertes para la provisión de madera entre los sacerdotes, los Levitas y el pueblo para que la traigan a la casa de nuestro Dios, conforme a nuestras casas paternas, en los tiempos fijados cada año, para quemar sobre el altar del Señor nuestro Dios, como está escrito en la ley.
«Nosotros los sacerdotes, y los levitas y el pueblo en general, echamos suertes, según el origen de nuestras familias, para saber a quién le tocaría llevar al templo del Señor la ofrenda de leña necesaria para ser quemada en el altar, como está escrito en la ley.
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