V i cuando el Cordero abrió uno de los siete sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes que decía, como con voz de trueno: Ven.
وَفَتَحَ الحَمَلُ أوَّلَ الأختامِ السَّبعَةِ. فَنَظَرْتُ وَسَمِعْتُ أحَدَ المَخلُوقاتِ الأربَعَةِ يَقُولُ بِصَوتٍ كَصَوتِ الرَّعدِ: «تَعالْ!»
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