E ntonces el Señor me dijo: Arrójalo al alfarero ( ese magnífico precio con que me valoraron). Tomé pues, las treinta piezas de plata y las arrojé al alfarero en la casa del Señor.
Y díjome Jehová: Echalo al tesorero, hermoso precio con que me han apreciado. Y tomé las treinta piezas de plata, y echélas en la casa de Jehová al tesorero.
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