A unque Nínive era como estanque de aguas desde la antigüedad; ahora ellos huyen. ¡Deteneos! ¡Deteneos! Pero nadie se vuelve.
La gente en Nínive parece una represa cuyas aguas se hubieran desbordado. Algunos gritan: «¡Deténganse, deténganse!», pero nadie retrocede.
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