e n el año primero de su reinado, yo, Daniel, pude entender en los libros el número de los años en que, por palabra del Señor que fue revelada al profeta Jeremías, debían cumplirse las desolaciones de Jerusalén: setenta años.
أنا دانِيالَ، كُنتُ أتَفَحَّصُ الكُتُبَ المُقَدَّسَةَ وَلاحَظتُ أنَّ كَلِمَةَ اللهِ إلَى النَبِيِّ إرْمِيا تَقُولُ إنَّ الهَيكَلَ فِي مَدينَةِ القُدْسِ سَيَبقَى خَرِباً لِسَبعِينَ سَنَةٍ.
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