A hora pues, oye esto, voluptuosa, tú que moras confiadamente, que dices en tu corazón: “Yo, y nadie más. No me quedaré viuda, ni sabré de pérdida de hijos.”
Ahora pues, oye esto, voluptuosa, Tú que moras confiadamente, Que dices en tu corazón: ‘Yo, y nadie más. No me quedaré viuda, Ni sabré de pérdida de hijos.’
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