P ero al ver Faraón que había alivio, endureció su corazón y no los escuchó, tal como el Señor había dicho. Tercera plaga: los piojos
Pero al ver el faraón que le habían dado reposo, endureció su corazón y no los escuchó, tal como Jehová lo había dicho. La plaga de piojos
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